martes, 28 de julio de 2009

LA FE

LA FE COMO MEMORIA

El creyente es un hombre de la memoria. Tiene que recordar, recordar siempre. Recordar la historia de la fe cristiana, que no inicia en nuestro siglo, sino que se remonta a siglos muy lejanos, a la historia de Abrahám, prototipo de fe en Dios para todas las generaciones. Recordar tantas maravillas que Dios ha ido realizando en esa historia secular, como por ejemplo, la que nos narra la primera lectura tomada del libro del Éxodo. Aquellos israelitas que habían salido de Egipto victoriosos y contentos, caminan ahora por el desierto fatigados, desalentados, sin horizontes de esperanza; pero Dios, el Dios liberador, no les deja en la estacada; más bien llega a ser ahora el Dios compañero y guía de su marcha por el desierto, sostén y apoyo en sus necesidades. ¿Es que puede un padre abandonar a sus hijos? Recordar también el gran don que Dios nos ha hecho en su Hijo Jesucristo, que ha pasado por este mundo haciendo el bien, como verdadero médico de cuerpos y almas. Recordar el pan multiplicado para alimentar los cuerpos, y recordar el pan de su Palabra y de su Eucaristía para alimentar las almas. Recordar a los primeros cristianos que eran transformados por su inmersión en las aguas del bautismo, y recordar nuestro bautismo por el que hemos sido incorporados a Cristo y a su Iglesia. Este simple ejercicio de memoria, ¡cuánto bien hace al creyente, al cristiano

domingo, 12 de julio de 2009

12 de julio de 2009

VE Y PROFETIZA



Calixto
- Medellín | Publicado el 12 de julio de 2009




Décimo quinto domingo ordinario

"Entonces llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos". San Marcos, cap. 6.

Un documento de los obispos franceses señala que la fe cristiana venía, en muchos lugares del mundo, como un manso río que fecundaba las tierras aledañas. Mis padres son practicantes y entonces yo los imito, sin ningún problema ni discusión. Cuanto me dicen educadores y sacerdotes va creando en mí convicciones religiosas estables.

Pero múltiples rupturas sociológicas, o mejor fracturas, han interrumpido ese proceso. Entonces es necesario ofrecer la fe, aunque ella es ante todo un regalo de Dios, a cada persona, a cada grupo, a cada sociedad.

De otra parte el papa Benedicto ha expresado en varias ocasiones: La fe en Jesucristo no se impone, se propone.

Cuando Jesús envía a los Doce a aquella primera excursión, les pide que anuncien el Reino de Dios y expulsen los demonios. En otras palabras: Que propongan los valores fundamentales del Evangelio, procurando vencer los obstáculos que se oponen al proyecto del Señor.

Una tarea que empezó con aquellos discípulos, pero continúa en la historia y en la cual todos los bautizados somos protagonistas.

El Maestro les indica a aquellos enviados determinadas condiciones, para que su palabra sea acogida. Hoy nosotros, empeñados en ese mismo anuncio, necesitamos crear unas circunstancias por las cuales nuestro mensaje sea aceptado y asimilado.

Cuando Paulo VI inició su ministerio pastoral, señaló en la encíclica "Ecclesiam Suam", que el diálogo sincero y amable con el hombre contemporáneo, es la herramienta más propia para anunciar a Jesucristo.

Verificamos que el mundo de hoy es muy distinto al que existió en tiempos pasados. No porque se encuentre afectado por algunos cambios culturales, sino algo más: Está inmerso en una nueva cultura.

Para comprobarlo bastaría compartir con gente joven. Comunicarnos con quienes avanzan por los caminos de la ciencia y la tecnología. Su escala de valores y aún sus costumbres, los convierten para nosotros casi en extraterrestres.

En consecuencia si queremos llegar al hombre de hoy, es necesario descubrir nuevos códigos de comunicación y nuevos lenguajes. Pero ese mundo fascinante y extraño es el mundo al cual hemos sido enviados.

El Antiguo Testamento nos presenta un amplio elenco de profetas, que llevaron el mensaje de Dios, con frecuencia en difíciles circunstancias y son ejemplo para nosotros. Pertenecieron a todas las clases sociales: Samuel, un joven sin experiencia; Eliseo, un labriego adinerado. Amós era un pastor, Isaías, alguien de clase alta. Miqueas, un simple campesino; Jeremías, de ascendencia sacerdotal y un hombre tímido. Ezequiel, un sacerdote desplazado.

Dos condiciones podríamos señalar, aparte de la gracia del Señor, para que nuestro anuncio sea creíble: En primer lugar, mantener una actitud de amabilidad y comprensión con los demás. No podemos forzarlos a aceptar nuestras estructuras religiosas, en las cuales no fueron formados. Y en segundo lugar, presentar lo esencial de nuestra fe, dejando de lado lo secundario. Se dan muchas batallas inútiles, buscando defender elementos meramente tradicionales o folclóricos. O bien, ritos de poca monta.

Da grima, sin embargo, que muchos de nosotros, en relación con el anuncio del Evangelio, permanezcamos en un oscuro pasivismo: No me entienden. No me hacen caso. Es mejor callar. Pero el mandato del Señor resuena diariamente en nuestro corazón: "Ve y profetiza".

domingo, 5 de julio de 2009

LECTURAS DE LA SEMANA

LUNES 6 DE JULIO
Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Santa María Goretti

Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Génesis 28,10-22a
"Vio una escalinata y ángeles de Dios que subían y bajaban y a Dios que hablaba"
Salmo Responsorial: 90
"Dios mío, confío en ti."
Evangelio: Mateo 9,18-26
"Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá"

MARTES 7 DE JULIO

Liturgia de las Horas: 2da. Semana del Salterio
Color: Verde
Santoral

San Panteno

Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Génesis 32,22-32
"Te llamarás Israel, porque has luchado con dioses y has podido"
Salmo Responsorial: 16
"Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor."
Evangelio: Mateo 9,32-38
"La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos"

MIERCOLES 8 DE JULIO

Liturgia de las Horas: 2da. Semana del Salterio
Color: Verde
Santoral

Beato Eugenio III, Papa

Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Génesis 41,55-57;42,5-7.17-24a
"Estamos pagando el delito contra nuestro hermano"
Salmo Responsorial: 32
"Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti."
Evangelio: Mateo 10,1-7
"Id a las ovejas descarriadas de Israel"

Id a las ovejas descarriadas de Israel

JUEVES 9 DE JULIO

Liturgia de las Horas: 2da. Semana del Salterio
Color: Verde
Santoral

Beata María de Jesús Crucificado Petkovic
San Nicolas Pieck y Compañeros, Mártires

Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Génesis 44,18-21.23b-29;45,1-5
"Para salvación me envió Dios a Egipto"

Salmo Responsorial: 104
"Recordad las maravillas que hizo el Señor."

Evangelio: Mateo 10,7-15
"Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis"

VIERNES 10 DE JULIO

Liturgia de las Horas: 2da. Semana del Salterio
Color: Verde
Santoral

Santa Verónica Giuliani, Virgen

Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Génesis 46,1-7.28-30
"Puedo morir, después de haberte visto en persona

Salmo Responsorial: 36
"El Señor es quien salva a los justos."

Evangelio: Mateo 10,16-23
"No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre"

SABADO 11 DE JULIO

Liturgia de las Horas: 2da. Semana del Salterio
Color: Blanco
Santoral

San Benito, Abad

Lecturas de la liturgia
Primera Lectura: Génesis 49,29-32;50,15-26a
"Dios cuidará de vosotros y os sacará de esta tierra

Salmo Responsorial: 104
"Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón."

Evangelio: Mateo 10,24-33
"No tengáis miedo a los que matan el cuerpo"

COMO UNO DE TANTOS

Calixto
- Medellín | Publicado el 5 de julio de 2009




Décimo cuarto domingo ordinario

"Al oír a Jesús, la gente se preguntaba asombrada: ¿Qué sabiduría es esa? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María? ¿Sus hermanos no viven con nosotros? Y desconfiaban de él" . San Marcos, cap. 6.

Nazaret sería entonces una pequeña aldea donde la Sagrada Familia se estableció al regresar de Egipto.

Ya había muerto Herodes el Grande. Y nada se volvió a saber de aquellos pastores que visitaron al Niño en el portal. Menos aún de los ángeles que cantaron en Belén, esa noche, gloria.

Luego, treinta años de anonimato y de silencio, en la vida monótona y gris de Nazaret.

Pero Jesús no faltaba los sábados a la sinagoga. Y algunas veces se ofrecía para hacer la lectura y explicarla. Se hizo conocer entonces de sus paisanos y mucho más, cuando un grupo de pescadores comenzó a rodearlo.

Pero los comentarios sobre su persona no eran muy positivos. La gente se preguntaba: "¿Qué sabiduría es esa? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María? ¿Sus hermanos no viven con nosotros?"

Para un judío de entonces sabiduría significaba piedad, relación con Dios y también una vida de acuerdo a la Ley. Todo esto lo explicaba Jesús, aunque añadiendo nuevos enfoques.

Era en verdad el hijo de María y de José, pues el misterio de su persona a nadie había sido revelado. Le habrían visto además en el taller de su padre, donde ayudaba en las tareas de carpintero, herrero y también de albañil.

El tema de los hermanos de Jesús ha despertado frecuentes discusiones. Ciertos grupos separados alegan que Nuestra Señora habría tenido otros hijos. Su virginidad, y así lo afirman algunos católicos, sólo sería algo simbólico y espiritual.

Sin embargo, desde los primeros siglos, la Iglesia ha confesado la perpetua virginidad de María, a la par que su divina maternidad.

Pero se dan otras razones que esclarecen el tema: Jesús, antes de morir, encomienda a su Madre Santísima a los cuidados de san Juan. Lo cual no hubiera sido necesario si ella hubiera tenido otros hijos.

De otro lado, la lengua hebrea y la aramea carecen de vocablos propios para señalar los diversos grados de parentesco. En el Génesis, por ejemplo, se dice que Lot era hermano de Abraham, cuando fue apenas su sobrino. Y en el libro primero de las Crónicas, encontramos un personaje llamado Yeuel que tenía 690 hermanos. Y otro de nombre Adaías, 1.760.

San Marcos señala que Jesús se sintió extrañado ante la incomprensión de sus paisanos. Nosotros, en cambio, admiramos en Jesucristo a un Dios enteramente humano. Y así nos gusta. Él se hizo hombre, no sólo uniéndose a una persona física, sino integrándose en una raza, una cultura, en medio de circunstancias históricas que lo hicieron del todo semejante a nosotros.

San Pablo les escribía a los filipenses: "Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios. Al contrario, se anonadó a sí mismo y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos".

Habría necesidad de preguntarnos entonces qué contagio de divinidad se nota en nuestros criterios, en nuestras actitudes.

"Me seduce ese Dios vuestro, decía un sabio hindú. Sin embargo no alcanzo a entender para qué se arriesgó a tanto, si sus efectos no se ven en vosotros".